24 de marzo de 2013

La Corrida de Toros


Quiero compartirles este video antes de expresar mi opinión sobre la corrida de toros de Lidia, espero que lo vean independientemente de lo que piensan. 




No me gusta  la corrida de toros porque lo considero un acto violento, pero respeto esta  tradición como una manifestación cultural. Es por eso, que no estoy de acuerdo con la abolición de la corrida de toros de Lidia, pero sí con la prohibición del ingreso y participación de menores de edad.


Los niños son los seres más susceptibles a la violencia, ellos están en la etapa de aprendizaje y asimilación de todo lo que sucede en su entorno y, generalmente, lo toman como ejemplo para luego  manifestarlo. Además, no es justo exponerlos al peligro físico y mental a los llamados "niños toreros o taurinos". Cada persona tiene la libertad de elegir si ser participe o no de la corridas de toros, está en su derecho, siempre y cuando esté en la edad correcta para tener la capacidad de distinguir lo bueno y lo malo.



No pretendo cambiar su opinión ni mucho menos imponerles mi pensamiento, sólo quiero expresar lo que pienso acerca de este tema tan delicado y controversial en nuestro país. 







1 de febrero de 2013

¡Seamos más y contaminemos menos!


¿Cuántas veces hemos visto a la gente que tira sus desperdicios por la ventana cuando estamos en el taxi o en el bus? O las envolturas de galletas, botellas, papeles, etc., tiradas en la suelo  y en las áreas verdes, como si fuera la cosa más natural del mundo usar la vía pública como basurero. El verano es para disfrutar pero ¿Cómo hacerlo si encontramos nuestras playas sucias?
¿Será que ya se convirtió este acto de contracultura contaminante en un hábito?

Yo por mi parte, cada vez que he podido, me atrevo a llamar la atención de una forma muy sutil y respetuosa a toda esa gente que sigue este hábito, esperando que se avergüencen y recapaciten… ¡Qué ilusa soy! Muchas de ellas ni se inmutan y se limitan a ignorarme. Y lo peor de todo es que, a veces,  tienen el basurero tan cerca.
Pero, hay algo que me indigna más y son los comentarios como: “no es mi distrito” o “le doy trabajo a los de la municipalidad” no es la voz. Una vez vi un letrero en un bus que decía: “No deje basura en el carro, sea culto y tírela por la ventana”... ¿En dónde estamos?! Estoy completamente segura de que esta misma gente contaminante se quejan de un país que no progresa.

Lo fatal y muy cierto es que muchas veces el mal ejemplo lo dan nuestras autoridades. Un amigo comentó que estaba manejando detrás de un carro de policía y, repentinamente, un empaque de plástico vuela desde la ventana del carro y luego un vaso desechable. El pasó junto al carro y observó que sólo estaban dos policías. Lamentablemente, este es uno de los ejemplos que  recibimos de los que se suponen que “hacen cumplir la ley”.


“Odio a la gente sucia que bota basura en las calles”
No es mi intención causar odio entre nadie, ya sea por condición social o educación. Pero es inevitable sentir algún tipo de repulsión por estas personas, algunas de ellas que contaminan por ignorancia y otras que son consientes del daño que hacen y no les importa.
Me causa cierta tranquilidad saber que no estoy sola en esto, que como yo hay más personas que quieren que este hábito termine, gente que está cansada de ver a otras personas tirar papeles al suelo, escupir en la calle, tirar el chicle de la boca, las colillas de cigarro… La idea es que nosotros, es decir, las personas que son consientes de lo que se trata “no contaminar el ambiente público” ayuden a promover este mensaje de limpieza urbana a los demás, que no tienen criterio de limpieza.

“Seamos el cambio que queremos ver”
Empecemos por los más cercanos a nosotros: familiares, amigos, vecinos, en la calle, el carro que vayamos, en nuestros hogares, etc., y, sobre todo, en el futuro del país: los niños.
Señores, la educación vienen de casa y la cultura de un pueblo la demuestran en sus calles y sus jardines. Los primeros en inculcar normas de urbanidad son los padres, es un deber de todos ellos enseñarles a sus hijos, desde muy pequeños, que la basura no se tira al suelo y predicar con el ejemplo.  Respetemos los derechos de los demás; por ejemplo, guardando nuestros desperdicios en nuestros bolsillos, maletas o mochilas y llegando a casa botarlas en el tacho, porque a veces pensamos “esto es pequeño y no hará daño” pero empecemos por las pequeñas cosas para hacer el cambio. La ciudad más limpia no es la que se barre más, sino la que menos se ensucia.
Cuando veamos a alguien contaminar… ¡hablemos! Y digamos lo que merecen oír, respetuosamente. Y no es sólo es el hecho de no tirar basura, también que se implemente una cultura de reciclaje.




Como me enseñó mi maestra de primer grado: "La basura al basurero, me dijo un buen portero, que vivir entre basura es de gente sin cultura."


Gracias a todos por su atención, participación y su compromiso de predicar con el ejemplo.